lunes, 1 de abril de 2013

Diez razones para usar minúsculas




No es solo porque las mayúsculas resulten invasoras desde el punto de vista gráfico (en Internet equivalen a gritar y a la pérdida de los modales). Existen otros motivos lingüísticos de fondo que aconsejan elegir casi siempre la letra minúscula en lugar de la mayúscula. Agruparemos unos cuantos en estas "diez razones":

1. Las minúsculas son modernas. Lo cierto es que aparecieron en el alfabeto latino más tarde que las mayúsculas. Otros alfabetos, como el árabe o el hebreo, no distinguen entre mayúsculas y minúsculas. Estas últimas aparecieron ya en época tardorromana y se consolidan en época medieval con la minúscula carolina. Pero el uso sistemático de mayúsculas y minúsculas tal y como lo conocemos es ya renacentista.

2. Al castellano le gustan. Sí, este es un idioma muy amigo de las minúsculas. En inglés, por ejemplo, se usan mucho más las capitales. No digamos ya en alemán, idioma en el que todos los sustantivos se escriben con mayúscula.

3. En la duda, opta por la minúscula. Como recuerda la Academia, en nuestro idioma la mayúscula es la forma "marcada" y excepcional. Solo hay que usarla cuando esté indicado. En la duda, optaremos por la minúscula y casi nunca nos equivocaremos.

4. Son lo correcto en los tratamientos. La mayúscula debe reservarse para el nombre propio de la persona, pero los tratamientos deben ir en minúscula, por ser nombres comunes. Así, escribiremos don Fernando y no Don Fernando y, del mismo modo, monseñor Cañizares, general Prim, santa Teresa... En algunas abreviaturas sí se conserva la mayúscula tradicional.

5. Los nombres genéricos de accidentes geográficos también empiezan por minúscula. Así escribiremos mar Mediterráneo (y no Mar Mediterráneo), océano Pacífico, sierra de Gredos, río Amazonas. Ambos comienzan con minúscula cuando se unen un sustantivo genérico y un adjetivo: península ibérica, islas británicas. El otro extremo excepcional lo componen nombres propios geográficos que incorporan un sustantivo genérico como parte inherente: Picos de Europa, Sierra Nevada...

6. En los títulos de las obras de creación solo la primera va en mayúscula. El resto va en minúscula. Pero se escriben en letra cursiva para delimitar. Nos referimos a libros, discos, películas, cuadros, etc. Las partes de la obra (cuento, capítulo, canción, poema...) se expresan en redonda y entre comillas.

7. La mayúscula de relevancia es un error. Muchas veces abusamos de las mayúsculas para dar importancia a los temas de los que hablamos (nuestra ciencia, disciplina o especialidad, nuestra religión etc.). Supone emplear las mayúsculas con un tono "sacralizador" que no está justificado y sí condenado, en cuanto arbitrario, por la Academia.

8. Escribir solo en mayúsculas supone una pérdida de información. Y de tiempo, al menos para los maquetadores. Cuando, por ejemplo, escribimos todos los títulos y subtítulos completos de un escrito en mayúsculas estamos pensando muy poco en los posibles receptores de ese trabajo. Si para su publicación se requiere recuperar el uso de mayúsculas y minúsculas, alguien tendrá que reescribir todos esos textos "mayusculizados" (pasar, por contra, todo a mayúsculas es mucho más sencillo). Además, se generarán dudas acerca de qué palabras tenían mayúscula inicial. Un lío. Llevo 14 años trabajando como diseñador y si no decía esto reventaba...

9. Las minúsculas son más legibles. Se trata de un argumento gráfico, pero muy relevante. Todos los tipógrafos saben que las minúsculas, al contar con rasgos ascendentes y descendentes, se distinguen y leen mejor.

10.  Conviven muy bien con las mayúsculas. No se trata de suprimir las mayúsculas, sino de evitar abusos. Porque las mayúsculas tienen su función y deben usarse para los nombres propios de personas, instituciones, etc. Tampoco debemos suprimir las mayúsculas debidas a la puntuación, que tanto nos ayudan a leer y comprender. Es, por desgracia, una práctica común en redes sociales y chats. Este elogio de las minúsculas nada comparte con ese "minusculismo" total que a veces resulta maleducado y perezoso (máxime en un idioma que tan pocas mayúsculas exige).

2 comentarios:

  1. Aparte de tremendamente instructiva, la lectura de tu blog me recuerda la cruda realidad; para qué tanto empeño en aprender inglés si no sabes expresarte en tu lengua materna.

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  2. Bueno, Ignacio, quizá sea un poco exagerado decir que no sabemos expresarnos en nuestra lengua. Pero es cierto que podemos mejorar muchísimo. Tengo para mí, además, que cualquier avance en nuestra expresión nos hace crecer como personas. No influye solo en nuestra comunicación personal y profesional, que ya sería mucho. Es que sospecho que nos ayuda a pensar y sentir mejor y más.

    Lo del inglés y el resto de lenguas modernas es harina de otro costal. Está muy bien hablar cinco idiomas, si eres capaz. Pero sigo pensando que es más importante profundizar mucho en uno. Y no digo práctico, digo importante. Creo que por ahí van también tus tiros, ¿no?

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